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Mejorar la competitividad, el gran desafío de Etchevehere

Luis Etchevehere señaló que su “desvelo” es que los productores agropecuarios “puedan producir con sus familias y vivir cómodamente y bien de lo que hacen”.

Para algunos fue una sorpresa, para otros no tanto. El jefe de Gabinete, Marcos Peña, anunció ayer, poco antes del mediodía, que el presidente Mauricio Macri decidió nombrar al titular de la Sociedad Rural Argentina (SRA), el entrerriano Luis Miguel Etchevehere, al frente del Ministerio de Agroindustria en reemplazo del formoseño Ricardo Buryaile.

El ministro saliente, quien se desempeñaba como titular de esa cartera desde la asunción de la administración de Cambiemos, ocupará la embajada argentina en la Unión Europea (UE). “Le hemos pedido (a Buryaile) que cumpla esa tarea ya que es muy importante en esta etapa que pueda liderar la negociación en Bruselas entre la UE y el Mercosur, entendiendo que uno de los temas más sensibles pasa por lo agropecuario”, sostuvo Peña.

El jefe de Gabinete elogió la tarea del radical formoseño y dijo de él que es “una gran persona” y “ha realizado una gran tarea” al frente del Ministerio. “Pero en un equipo puede haber cambios de funciones y de roles”, argumentó.
Más allá de las declaraciones –diplomáticas y muy políticas– de Peña, lo cierto es que Macri no estaba conforme con la tarea de Buryaile y hasta se lo dijo personalmente.

Un tiempo antes de las PASO Buryaile –cuya mayor aspiración política es ser gobernador de su provincia– le consultó a Macri si estaba de acuerdo en que diera pelea en las elecciones legislativas en su pago natal. Fue allí cuando el Presidente le pidió que siguiera en el Ministerio de Agroindustria, pero le advirtió sobre aquella disconformidad.

Por eso, a algunos –sobre todo al interior de la cartera– la salida de Buryaile los tomó por sorpresa, al que punto que algunas fuentes consultadas aseguran que el formoseño recién se enteró de su “cambio de destino” el lunes a la noche.

Otros, en cambio, conocedores de aquella advertencia de Macri al formoseño, desde hace un tiempo venían señalando que esa posibilidad podía concretarse luego de las elecciones. Y no se equivocaron.

Macri, en rigor de verdad, siempre quiso que Etchevehere fuera el ministro. Vale recordar, en este sentido, que en diciembre de 2015, cuando asumió la Presidencia, el último ministro que designó fue el de Agroindustria. El Presidente, en aquella oportunidad, se inclinó por Buryaile, pero el ruralista entrerriano estuvo en la terna de los candidatos.

Ahora, después de la clara victoria en las urnas –y acaso teniendo en cuenta también los 15 puntos que Cambiemos le sacó al peronismo en Entre Ríos– Macri puso en Agroindustria al ministro que siempre quiso.

LO QUE VIENE. En sus primeras declaraciones como ministro designado, Etchevehere señaló que su “desvelo” es que los productores agropecuarios “puedan producir con sus familias, y vivir cómodamente y bien de lo que hacen, que puedan expresar su potencial”. Y prometió “trabajar mucho” para alcanzar ese objetivo.

Destacó también el “gran talento de Argentina para producir de manera eficiente, amigable con el ambiente, y aportando divisas, inversiones, empleo y agregado de valor”.

La tarea de Etchevehere, sin embargo, no será sencilla porque, aun con las medidas de aliento adoptadas en el inicio de la gestión macrista, en el sector agropecuario no todas son sonrisas.

La mayoría de las economías regionales –el citrus y el arroz, entre otras, por nombrar sólo a dos actividades clave para Entre Ríos– enfrentan enormes problemas, en especial por la pérdida de competitividad de los productos argentinos en los mercados internacionales.

La agricultura, a pesar de que fue muy beneficiada por la eliminación de las retenciones, vuelve a tener números muy finitos –rojos en algunos casos–, que afectan sobre todo a los arrendatarios y a aquellas producciones alejadas de los puertos.
La lechería, igualmente, enfrenta una crisis de larga data.

UN PUNTO CLAVE. Ante este escenario, el objetivo central del gobierno es mejorar la competitividad, un punto en el que Etchevehere insiste desde hace mucho tiempo. Una de las herramientas para alcanzar ese objetivo es la baja de algunos impuestos dado que la presión fiscal que sufre el campo, según reiteran una y otra vez los dirigentes sectoriales, “es insoportable”.

El ministro entrante lo sabe bien, pero ahora en vez de llevar los reclamos de los productores será el encargado de recibirlos. La reforma fiscal que anunció el Gobierno, algunos de cuyos detalles precisó ayer el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, tal vez lo ayude en el mediano plazo, pero se trata de un tema extremadamente delicado porque no es fácil rebajar gravámenes sin desfinanciar al Estado.

La cuestión fiscal, además, genera algunas paradojas: mientras Macri impulsa una reforma fiscal que aliente la producción y las inversiones, en la provincia de Buenos Aires, la gobernadora María Eugenia Vidal –la más importante dirigente macrista después de Macri– anuncia un aumento del Impuesto Inmobiliario Rural que en promedio rondará el 50%.

OTROS TEMAS. El tema impositivo, sin embargo, no es el único problema que deberá enfrentar el nuevo ministro, dado que hay otros no menos importantes.

La lista es larga: la agonía de la mayoría de las economías regionales –como se señaló anteriormente–; el constante aumento de los costos de producción, que con una inflación aún alta difícilmente ceda en los próximos meses; la imperiosa necesidad de transparentar las cadenas agroalimentarias, de manera especial las de la carne y la leche; trabajar fuertemente en materia de infraestructura; la Ley de Semillas, un tema que inquieta a los pequeños y medianos productores; mejorar el acceso al financiamiento; y los temas sanitarios, entre otros.

En materia internacional, en tanto, asoma el desafío de revertir las sanciones de Estados Unidos al biodiesel argentino y acelerar el ingreso de nuestra carne a ese mercado, por un lado, y discutir el tema agrícola entre el Mercosur y la UE, por el otro.

Para llevar adelante estas tareas, Etchevehere cuenta con el absoluto respaldo del presidente Macri –algunas fuentes indican que han construido una gran amistad en los últimos años–, el apoyo del sector agropecuario que en forma mayoritaria ha votado a Cambiemos, y la recuperación de algunos indicadores de la economía.

La relación con Entre Ríos

La llegada de un entrerriano a un ministerio nacional, después de muchos años, obviamente, genera expectativas sobre cuál será su relación con la provincia –sobre todo cuando se trata de la cartera agroindustrial, por el perfil productivo entrerriano– y con la administración del gobernador Gustavo Bordet.

La relación entre ambos, debe remarcarse, siempre ha transitado por el camino de la cordialidad, el respeto y el diálogo, y nada hace suponer que eso cambie. Por el contrario, a pesar de que pueden tener discrepancias ideológicas, uno y otro comparten puntos de vista comunes en temas tales como la necesidad de agregar valor a la producción primaria entrerriana y ganar mercados internacionales, por mencionar sólo dos puntos estratégicos para el futuro de la provincia.

 

Fuente: El Diario de Parana

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