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Una nueva suba de la harina impactó en el precio del pan y pasó a costar 2.000 pesos el kilo

El valor del insumo básico de los panificados trepó un 33%. Los panaderos también están preocupado por los altos costos de la luz y del gas.

Si bien los aumentos se desaceleraron e incluso se frenaron en muchos de los insumos del rubro panadería, la harina registró una sucesión de incrementos este mes, alcanzando una suba del 33%, que finalmente se trasladó en parte al precio del pan. Desde el Centro de Panaderos de Paraná que la bolsa de harina, que estaba 12.000 pesos, pasó a valer 16.000 pesos. Fue un impacto significativo en los costos y por eso debieron remarcar el pan, que de 1.700 pesos el kilo se fue a 2.000. En este marco, el presidente de la entidad, Gustavo Satler, dijo : “Sufrimos una suba en el valor de la bolsa de harina. Ya en abril hubo un aumento, y en lo que va de mayo también subió dos veces. Fue un 33% y de 12.000 pesos que valía la bolsa de harina, se fue a 16.000 a mediados de esta semana. Es una diferencia considerable”.

Si bien tuvieron que retocar el precio de los productos que elaboran, aclaró que no pueden trasladar el mismo porcentaje de aumentos y van perdiendo rentabilidad. “Directamente no se puede trasladar todo porque si no se dispara mucho el precio al público, y hay que ir cuidando un poquito el mostrador para poder seguir vendiendo y que la suba no tenga tanta incidencia en la merma. Lo vamos manejando así”.

En este contexto, precisó: “Hoy repercute que aumentó la harina, y estamos hablando de 300 pesos más en el kilo de pan de lo que estaba ayer. Pero las facturas también subieron y, dependiendo de cada comercio, de los gramos que pesa cada unidad, más o menos anda en 400 o 500 pesos cada una. Los bizcochos ya rondan entre los 4.800, los 5.000, o 5.400 pesos, según si son con grasa o con margarina”.

Por otra parte, el presidente del Centro de Panaderos de Paraná comentó que no es solamente la harina lo que repercute en el valor de un producto final, sino que impactan los costos de las materias primas, de la energía, del alquiler, los impuestos, salarios, entre otras cuestiones. “De todos los insumos venimos sufriendo incrementos desde ya hace bastante tiempo, más allá de que algunas subas ahora se frenaron. Lo que nos ayuda es que los salarios de mucha gente se han ido acomodando y en el caso nuestro vamos atrás de la inflación. Entonces por ahí si se resiente un poco la canasta familiar, al pan lo siguen comprando”, refirió.

Impacto de otros insumos

En cuanto a las subas de otras materias primas, analizó: “El año pasado hubo muchos incrementos en los demás insumos. En ese tiempo no era la harina lo que aumentaba, sino las materias grasas, el azúcar, todo lo que es jalea, aditivos, esencias. Hoy ya no tenemos ese incremento semana a semana, o incluso día a día, como venía ocurriendo en 2023, y esto es todo un cambio. Hoy se frenaron esas subas pero sí sufrimos, además del aumento de la harina, los aumentos del gas y la energía eléctrica: por ejemplo, en este caso, saqué la cuenta de la diferencia del bimestre pasado a este bimestre, y el kilowatt aumentó el 162%. Y el metro cúbico de gas de lo que fue la anterior factura a hoy, llegó un 499%, casi 500% más. Si bien el costo del gas estaba muy bajo, esta diferencia incide después en el precio de lo que elaboramos”.

Sobre este punto, reflexionó: “Ya la gente en general no se sorprende de las variaciones de precios, está acostumbrada porque esto no es de hoy, sino que hace tiempo venimos teniendo inflación. Y el consumo diario de pan se sigue manteniendo, más allá de que por ahí los clientes se ajustan un poquito en la cantidad de lo que llevan para la mesa”.

¿Subieron las pastas?

Otros productos en los que la harina es un insumo base son las pastas. Mario Sarli, integrante del Centro de Almaceneros de Paraná y propietario de una despensa en la zona sur de la capital entrerriana, comentó a UNO que si bien aumentaron el pan y sus derivados, en el caso de las pastas secas no recibió nuevas listas de precios.

En tanto, Héctor Cuello, fabricante de pastas frescas en Paraná, mencionó que su proveedor subió el precio de la harina durante las tres primeras semanas de este mes, pero en la última lo bajó. “Aumentó la primera semana, y también la segunda y la tercera. La cuarta, me bajó 200 pesos, no sé qué por qué”, afirmó.

Más allá de esta última reducción, el emprendedor tuvo que remarcar sus productos por la escalada previa de los valores de este insumo primordial: “A la caja de ravioles de dos planchas, ya sea de pollo, de verdura o de ricota, el domingo la vendía a 1.650 pesos; y ahora la tuve que subir a 1.800. Al paquete de tallarines de medio kilo lo tenía a 960 pesos y después del 20 de este mes pasó a costar 1.100 pesos. Me consta que hay algunos colegas que trabajan la misma calidad que nosotros, pero tienen un poquito más caros sus precios: por ejemplo venden los ñoquis a 5.000 pesos el kilo, cuando yo los tengo a 3.600 pesos. Lo que pasa es que en los precios no influye sólo el valor de la harina o de otros insumos: también hay que ver qué tipo de alquiler se paga, el costo de la luz y demás servicios”, concluyó.

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